La pianista china Yuja Wang gira su virtuosismo por España


Darío Prieto, El Mundo

Yuja Wang, que pasará con su gira por Bilbao, Pamplona, San Sebastián, Zaragoza y Barcelona, lo tiene claro: “Las mujeres tenemos que ejercitar nuestra fuerza interior”

La pasada semana, en el viaje que la tenía que llevar al primer concierto de su gira Europea, Yuja Wang (Pekín, 1987) se quedó con lo puesto. La compañía aérea en la que viajaba perdió su equipaje y se vio en Italia sin nada más que su pasión por el piano. “Estaba lejos de mi casa, después de tres días de viaje y, la verdad, bastante triste antes del ensayo. Pero empecé a tocar a Beethoven y se convirtió en una experiencia tan gozosa que todo el mundo se sorprendió de mi buen ánimo. La música tiene esa magia de transportarte a otro mundo. Sea cual sea tu relación con la música, está claro que se trata de algo poderoso, capaz de hacer que tu actitud ante la vida cambie”.

Wang se encuentra estos días en plena gira junto a la Chamber Orchestra of Europe por España, que arrancó el domingo en San Sebastián y que pasará por Zaragoza (jueves) y Barcelona (sábado) tras pasar por Bilbao y Pamplona. En el repertorio, piezas de Beethoven y Chopin para que esta diosa del piano pueda mostrar sus cualidades.

La pianista china, a punto de cumplir 30 años, ha dejado atrás la época en que su aspecto físico era lo primero de lo que se hablaba cuando aparecía su nombre. “Me interesan otras muchas cosas en la vida aparte del piano, como la moda, caminar y sentir la Naturaleza, sus sonidos, sobre todo con toda esta locura de viajes por el mundo que realizo. Pero antes de todo ello está la música, y esta aparece involucrada en mi vida de un modo único”.

Con la orquesta, Wang interpreta el Concierto para piano nº 1 de Beethoven y el Andante spianato y la Gran polonesa de Chopin. Considera que el trabajo junto a la formación es “muy interesante” y que de la interacción entre la solista y los otros músicos surgen “nuevas y frescas visiones” de la obra. “Me gustan mucho sus elementos orquestales y me parece fascinante permanecer sensible a cualquier gesto. Es realmente satisfactorio”. En cuanto a Chopin, destaca su “atmósfera comunicadora” y la sensación de “paz y libertad” que transmite, al mismo tiempo que nos hace plantearnos “cómo escuchamos los sonidos”.

Además de su maestría al piano, Wang es también un símbolo de mujer empoderada, en un momento en que se mira con especial atención estas figuras. “Creo que el debate sobre este asunto ha ido demasiado lejos”, puntualiza. “Yo, lo que quiero, es mujeres fuertes y poderosas, que se sientan cómodas y seguras de sí mismas, que puedan madurar y aprender en la vida. Cuanto más cómodas nos sintamos, más podremos ayuda podremos ofrecer a otras mujeres. Y en ese sentido es clave cómo nos valoremos a nosotras mismas. Es una fuerza interior que hace falta ejercitar, como un músculo, como el corazón”.

Como mujer del siglo XXI, es consciente de que vivimos en una época en la que el contacto humano real es tan preciado como escaso. Pero no por tocar un instrumento tan analógico como el piano reniega de lo digital. “Es una cuestión de asimilación. Cuando hablamos de lo digital, ¿hablamos de experiencia real o de una ilusión? Yo creo que se pueden dar las dos cosas al mismo tiempo. En mi caso, la música es tan poderosa que me hace olvidarme de otras cosas, involuntariamente. Mi emoción es real, por tanto. Y si algo digital, ya sea un streaming o la música que suena en mi iPad consigue esta emoción, para mí es algo válido. Es mi banda sonora persona, que la siento tan presente como el vestido que llevo o los zapatos con los que camino”.